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El oscuro y terrible pasado de la Feria de Sevilla
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La antigua Feria de Sevilla se encontraba en el conocido Prado de San Sebastián, cerca de un entorno llamado el Prado de Espantaperros y que, hoy, es ocupado por la Diputación de Sevilla. Pero esta zona tiene un oscuro y terrible pasado.
El Prado de San Sebastián era uno de los parajes abandonados de Sevilla, a los que nadie quería acercarse ya que en él se decía que habitaba la muerte, ya que en aquel lugar se encontraban el cementerio del Prado de San Sebastián y el cementerio de los Pobres.
Se contaban historias de apariciones y aparecidos. De sucesos inexplicables. El lugar también fue llamado el Paseo del Luto. El propio José María Blanco White (Crespo) hablaba en sus Cartas de España de un triste recuerdo de aquel lugar, tan solo siendo un niño presencio la quema de la bruja María Dolores Caro.
Este lugar de la ciudad era utilizado como quemadero por la Santa Inquisición para todo aquel que fuera condenado a la hoguera por herejía o cualquier otro pecado contra la fe. Un lugar ciertamente que ponía los pelos de punta a todo aquel que lo visitaba.
El nuevo y actual emplazamiento de la Feria, en Tablada, en el barrio de Los Remedios, no tiene un pasado mucho más bonito. Era otro de los quemaderos de la Inquisición en Sevilla, lugar habitual de ajusticiamientos pues se hacía sobre un patíbulo de tablas, de ahí el nombre de Tablada.
Donde se encontraba la Feria, lugar de festejo, alegría y diversión, se escondía un vestigio mudo de la muerte y la desolación.